Lo más normal es que sean los padres los que se den cuenta que su hijo o hija presenta conductas anormales, y sean ellos los que acudan en una primera instancia a la consulta del pediatra. Pero a veces, esto puede no suceder, y son los educadores y maestros de jardines de infancia o de educación infantil los que pueden darse cuenta de estas conductas impropias. Ya sean retrasos en el lenguaje, conductas restrictivas, desatención, etc. Los educadores tienen bastante experiencia en las conductas de los niños, es su trabajo, y en algunos casos pueden ser los primeros en detectar un posible retraso en la evolución del niño o la niña.
En un caso así, serán los maestros y educadores los que deban de hablar con los padres para advertirles de esta situación. Todos sabemos que la intervención temprana es crucial en la intervención de niños que presentan algún tipo de trastorno del desarrollo, y por eso dar las primeras señales de alarma lo antes posible es de gran importancia para asegurar al niño la mejor intervención y lo antes posible. Sin embargo, hay que ser respetuosos y cuidadosos a la hora de hacer este planteamiento a las familias. Vamos a dar a los padres una noticia que no es buena, y por tanto debemos saber dar el enfoque adecuado, para que los padres la reciban no como algo traumático y horroroso, sino de la forma más natural posible y dejando claro que no se ha realizado un diagnóstico de ningún tipo, sino que se recomienda la visita a un especialista para despejar las dudas.
¿Cómo detectar conductas relacionadas con los Trastornos Generalizados del Desarrollo?
Algunas de las conductas mas usuales son las siguientes:
- Aleteo de manos
- Conductas obsesivas
- Retraso o carencia de lenguaje verbal
- Presenta un lenguaje repetitivo (ecolalias) o poco funcional
- Presenta una comunicación restringida, la usa solo para lograr lo que desea no para interactuar
- Ausencia de juego simbólico
- Uso inapropiado de los juguetes (girarlos, alinearlos, tirarlos…)
- No tiene relación con sus compañeros y presenta baja empatía
- No responde a las ordenes ni atiende cuando se le llama
- No mantiene la mirada
- Ordena los juguetes en fila
- Presenta un alto grado de frustración y berrinches
- Un nivel excesivo de actividad
- No señala
- Ríe sin motivo aparente
- Indica sus necesidades usando la mano del maestro o educador
- Es muy sensible a solidos, olores, texturas, rechaza el contacto físico
- Presenta un berrinches inconsolables
Si uno de nuestros alumnos presenta este tipo de conductas podemos estar ante un posible caso de un niño con TGD. Ante esa situación debemos de actuar. No es la labor del educador el realizar un diagnóstico, pero si debemos de informar adecuadamente a los padres para que comprendan la situación y que el niño sea evaluado por un equipo profesional. De la misma forma, realizar un pequeño informe sobre las conductas que han alertado al equipo para que el profesional que va a valorar al niño, disponga de una información adicional, será de gran utilidad.
¿Cómo informar a los padres?
Si hemos detectado suficientes señales de alarma en uno de nuestros alumnos debemos pues avisar a los padres. Para no crear una situación tensa o de rechazo por parte de los padres, deberemos realizar un enfoque lo más natural posible, usando la reunión para informar a los padres de forma tranquila, para que no se sientan atacados, sino más bien todo lo contrario, que se sientan apoyados y acompañados.
No suele ser una buena idea que esta información sea transmitida por todo el equipo del centro, ya que puede asustar a los padres, una sola persona es capaz de dar la información sin provocar ningún tipo de trauma.
Debemos transmitir a los padres la información que hemos recopilado y nos hace pensar que el niño o niña presenta un posible retraso en el desarrollo e incidir en la importancia de iniciar el proceso de revisión por especialistas. Son las recomendaciones que daremos a los padres, ya que finalmente ellos son quienes han de dar los pasos adecuados. Es muy importante que demos el mensaje de forma serena, sin alarmismos, para que los padres puedan comprender lo que les estamos diciendo, y si es necesario, dar tantas explicaciones como sea necesario. Deben de comprender que todos estamos en el mismo lado.
En muchos casos este proceso se inicia a partir de la visita al pediatra, es por eso importante que los padres dispongan de un pequeño informe realizado por el equipo educativo, ya que en el caso de que el pediatra no tenga suficientes conocimientos sobre el tema, se sentirá más dispuesto a actuar si se ve apoyado por un informe de un equipo educativo. Este informe no debe de presentar sugerencias de intervención ni ir más allá que un informe objetivo sobre la presencia de conductas en el niño o niña que consideremos que sean necesarias ser evaluadas por un especialista en Trastornos Generalizados del Desarrollo.
¿Cómo actuar posteriormente?
A continuación el niño será evaluado por un equipo especializado que dará unas pautas a seguir para la intervención del niño. Los educadores deben de tener en cuenta que una intervención temprana acompañada de una asistencia a un centro de educación ordinaria donde el equipo educativo esté implicado en la educación en la diversidad, el niño o niña podrá continuar su terapia en el mismo colegio. El conocer las pautas de intervención educativa para este tipo de niños y niñas, hará que los educadores puedan trabajar con más confianza y en colaboración con el equipo de terapeutas especializados, daremos al niño muchas más oportunidades de evolucionar a mayor velocidad.
Los educadores no deben pensar que la presencia de un niño con TGD en el aula ha de ser un problema, si sabemos cómo actuar obtendremos grandes satisfacciones y podemos ayudar al resto de niños a comprender las conductas “extrañas” del niño o niña con problemas, de forma que podremos usar un modelo de co-enseñanza, donde los propios compañeros del niño o niña con TGD tendrán una implicación directa y a su vez será un modelo de educación en la diversidad.
Es importante que el equipo de maestros y educadores sepan, no solo detectar conductas impropias, además tener conocimientos sobre cómo actuar e intervenir en el aula cuando tenemos alumnos con TGD ayudará a poder trabajar de forma adecuada en el aula. El trabajar coordinados con al familia y el equipo de terapeutas es fundamental para el desarrollo adecuado del niño o niña.
Fuente: autismodiario.org